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miércoles, 5 de junio de 2024

Pintura Bizantina

 

Pintura Bizantina y Mosaicos.

La pintura Bizantina presenta dos modalidades muy interesantes: la mural, destinada a la decoración del interior del templo; y la de caballete, que produce pequeñas piezas sobre tablas de madera, llamadas Iconos, es decir, imágenes.

La pintura mural se realizaba al óleo o al temple, y eran grandes composiciones de tema religioso, de carácter simbólico y muy compatible con la mentalidad abstracta de los pueblos orientales.

En estas pinturas no se trata de imitar a la naturaleza o la imagen del hombre en detalles sino que se elabora una representación racional del concepto de estos. No importa si tiene sentido la representación de las figuras en el conjunto en cuanto a tamaño de las mismas en relación unas a otras, o si los escenarios son realistas, o si las manos tienen las proporciones adecuadas en relación al resto del cuerpo, para estos pintores mientras el mensaje se entendiera con claridad todos los demás elementos son secundarios y totalmente subordinados a el propósito principal de propaganda.

Pintura en las bovedas de Iglesia y catedrales reforzando el mensaje religioso


Temas principales en pinturas de bóvedas bizantinas.

En las bóvedas y cúpulas se decora frecuentemente con las imágenes de:

– La Virgen
– El descendimiento de Jesús.
– El Cristo.
– La Resurrección
– El Juicio Final
– La Gloria.

Byzantine Panaghiaria.

Convencionalismos en la pintura Bizantina.

Se reflejan atreves de elementos artísticos que son significativos y característicos del arte bizantino, tales como:
  • La desproporción jerárquica
  • El hieratismo.
  • La reiteración de los gestos.
  • No dejar espacios vacíos.
  • La plenitud cromática.
  • La perspectiva ptolemaica.
  • Rigidez en la figura.
  • La frontalidad atreves de la cual enfatizan el dramatismo y solemnidad.

Convencionalismos en la pintura Bizantina
CONVENCIONALISMOS EN LA PINTURA BIZANTINA
MOSAICOS EN LAS BÓVEDAS DE IGLESIAS Y CATEDRALES

En la pintura Bizantina se manifiestan cambios en la representación de las escenas religiosas y la representación de la figura humana con el transcurso del tiempo y por tanto en los cinco diferentes periodos del arte Bizantino. 

Estas pasan de ser hieráticas, y sin expresión de movimiento a sugerir dinamismo atraves de la posición de pies y brazos y la inclinación del cuerpo hacia adelante. Se abandona la estereotipada frontalidad de épocas Bizantinas anteriores.

dramatismo y movimiento en los periodos de la pintura Bizantina

Las figuras pasan de ser completamente rígidas inexpresivas y lánguidas a mostrar la representación de cierto drama en las escenas. También se experimentan cambios en cuanto al tratamiento del color llegando a ser en algunas de las pinturas bastante intenso el contraste entre la figura y el fondo utilizando una gama mas cálida con naranjas y amarillos intensos. El carácter narrativo se acentúa como elemento precursor del aveniente periodo Románico del arte.

El ritmo en la pintura Bizantina.

Los pintores durante el periodo bizantino, siguieron el principio del ritmo en la pintura, según la forma en que sus predecesores habían desarrollado las obras pictóricas en su tiempo.

Según este principio las obras debían adaptarse al tiempo y movimiento del espectador, con el objetivo de sumergir los mismos empáticamente en la historia que se representaba, cómo si estuvieran dentro de ellas experimentando lo que en ellas se representaba, pero en el tiempo presente del espectador, de forma que resultarán actuales, cercanas, relevantes para el que las observa.

Ésto era muy útil en un tiempo en el que las obras, principalmente religiosas, se comisionan cómo medio de propaganda de culto liturgico.
Usaban una secuencia para contar las historias, una cadencia que rítmicamente iba enseñando mediante las imágenes, la concatenación, el orden de los sucesos que se relataban. Las cenefas historiadas son un ejemplo de ello.

Hay que recordar que en ese tiempo, la mayoría de la población era analfabeta, así es que las pinturas eran la equivalencia de los cuadernos de enseñanza.

Los mosaicos Bizantinos.

No es posible hablar del arte mural bizantino sin referirnos a una de sus más hermosas creaciones: el mosaico. Consistía en la composición de grandes escenas, generalmente religiosas, pero no pintadas sino hechas con pequeñas piezas de cerámica o de mármol de colores llamadas “teselas”, estos pequeños pedazos de cerámica se iban pegando a una base preparada para contenerlos y ordenarlos y a la que se había hecho el dibujo previo de las figuras que se querían representar.

Resplandecientes Mosaicos bizantinos



Se lograban impactantes efectos de luces y sombras así como también penetrantes contrastes entre la figura y el fondo obteniendo un eficaz resultado que apoyaba la intensión propagandística para los que eran creados estos mosaicos al infundir idolatría y profundo fervor religioso en el espectador.

El mosaico bizantino se distingue por los materiales ricos, con abundancia en el uso de oro. Son Mosaicos de vidrio pero emiten una sensación brillante y también un lujo y opulencia magnífica en la ornamentación, aunque muestran la pobreza en el movimiento de las figuras y la expresión en los rostros de los personajes. Figuras alargadas y graves refuerzan lo solemne y religioso del tema sobre todo en las decoraciones de épocas tempranas del arte Bizantino.

Elementos que influyen en la representación alongada de las figuras.

– La primera tiene que ver con el carácter propagandístico de la religión en arte Bizantino. Intentaban establecer mediante el tamaño; jerarquías de las figuras religiosas. Todas se representan mucho mas altas que la estatura promedio de los humanos, independientemente de que fueran curas, ministros religiosos o santos, aunque estos últimos por supuestos se representan mucho mas altos que las demás figuras en la composición. ( ministros mas altos que los demás, santos mas grandes que los ministros, la virgen y el cristo mas altos que los demás etc. Esto tiende visualmente a que los feligreses se sientan, humildes, y pequeños. Pero muy identificados con el pasaje que se cuenta.

Es un efecto imponente que induce a la servilidad y aceptación de los dogmas religiosos y las historias que sobre ellos se cuentan en estas pinturas secuenciales, cuyo papel principal es enseñar los pasajes religioso en forma comprensiva para un publico que no sabia leer ni escribir.

– La segunda tiene que ver con la perspectiva visual resultante de observar estas pinturas desde una perspectiva inferior, es decir desde el gran salón donde se reunían los feligreses. Estas pinturas se hacían en mosaicos colocados en los alto de paredes, cúpulas, bóvedas. Por lo cual las alongadas figuras tenían un efecto apabullante y se podía apreciar mejor las jerarquías en la representación de figuras eclesiásticas y santos. Estas pinturas vistas desde muy abajo y a la luz de candelabros situados estratégicamente, (estaba estipulados donde colocarlas para que el efecto fuera intensificado), eran muy efectivas en terminus de efectos de dramatismo y propaganda de la fe. Los ojos separados y grandes intensifican ese dramatismo de las expresiones en figuras que se representan con estatismo y solemnidad.

Mosaicos correspondientes al periodo Iconoclasta en que las imagines religiosas estaban prohibidas.

La gran diversidad de colores y matices de estas “teselas” permitía dar a las figuras todos los efectos de la pintura, en lo que se refiere a tonalidades, sombras y formas.

El uso del Mosaico en la cultura Bizantina es diferente del uso que se le daba en Roma.

– En Bizancio se utiliza para la decoración de las paredes de la Iglesia colocándoles preferiblemente en lugares altos donde se consiguiera ese efecto aplastante y avasallador.

– En Roma se utilizaban como pavimento es decir para transitar sobre lujosos pisos.

Durante el periodo de la lucha iconoclasta (se oponen al uso de imágenes); una feroz destrucción acabo con muchas de estas imágenes y la pintura y el mosaico se vieron forzadas a variar las temáticas y eliminar el uso de imágenes so pena de ser destruidas.

Incontables hermosas pinturas, mosaicos y esculturas fueron destruidos; como se menciona anteriormente pero ya para el siglo IX, el arte volvía a estar presente como instrumento de catequización y vehículo de devoción.

El arte Bizantino en Vidrio se aborda en un articulo por separado.


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