Los rituales funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas* - Mi Rincón de Arte ,Cultura, Pintura, Escultura, MLDC e Historias Fascinantes 2025

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jueves, 1 de agosto de 2024

Los rituales funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas*

 

Los Rituales Funerarios

Presentación

Sin lugar a dudas, la muerte es un acontecimiento que ha inquietado al ser humano desde siempre, y es, precisamente esa inquietud la que ha promovido, como recurso histórico fundamental para su aceptación y atenuación, la celebración de rituales funerarios. En ellos, por el concurso de múltiples símbolos, se encuentran estrategias defensivas cuya función esencial es la preservación del equilibrio individual y social de los miembros de una colectividad.

Si bien es cierto que la muerte es el destino irremediable de todo individuo, una etapa en la existencia de todos los seres humanos que conforma el horizonte natural del ciclo vital, no menos cierto es que la amenaza de ser alcanzados por este destino atormenta y preocupa a todos por igual, en vista del misterio que envuelve la palabra muerte: ¿representa una existencia más allá de la terrena?, o ¿es el fin inevitable e irreversible del ser?

No se conoce mucho de este fenómeno pues sólo se tiene la experiencia ajena. Sin embargo, la concepción ideológica que priva sobre cualquier noción esque "la muerte es la nada, el límite, la no existencia ontológica…la eliminación de rasgos y anulación, desaparición de la vida y el devenir" (Espar, 1995: 117). Al amparo de esta apreciación se entiende entonces, que la muerte, por dura que sea, representa un destino que no se puede evitar y que, por tanto, vulnera a todos los individuos dado los sentimientos de negación que trae consigo: ira, abandono, impotencia, desesperación y sobre todo angustia. No resulta nada fácil aceptar la muerte en vista de que en la sociedadoccidental hay gran apego a una cultura de la vida, que se destruye con la existencia de este fenómeno.

Y para tratar de comprender este misterioso hecho, se elaboran complejos sistemas simbólicos que no son otros que los rituales funerarios. Así que la cuestión de la vida y la muerte como aparente oposición entre dos estados que se niegan el uno al otro para generar diversas prácticas sociales y culturales, constituye el ángulo de este estudio a fin de explicar las estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas a partir de la dicotomía vida / muerte que subyace en la práctica de rituales funerarios.

La importancia de este estudio radica en la explicación y la difusión que debe hacersede estos rituales a fin de entender que a través de estas prácticas se representan los modos de vida de una sociedad, con la expresión de verdades eternas, logrando la instauraciónde la unidad y de la integración cultural.

En cuanto símbolo, la muerte es el fenómeno perecedero y destructor de la existencia. No obstante, la concepción que se tenga de la muerte será distinta según la cultura que se estudie. En el caso de la civilización oriental, vida y muerte no se consideran eventos contrarios, sino que son asumidos como una identidad; no así en la civilización occidental, en la que vida y muerte representan eventos que se niegan el uno al otro.

Fundamentación teórica

Los rituales funerarios se conciben como prácticas socio-culturales específicas de la especie humana, relativas a la muerte de alguien y a las actividades funerarias que de ella se derivan tales como velorios, rezos, entierros, cremaciones, momificaciones, edificación de monumentos y sacrificios humanos entre otros y sea cual sea la opción funeraria que se practique, están caracterizados por un elaborado código simbólico sobre la base del cual se construye la realidad social, producto de una cultura sincrética, donde coexisten trazas de origen indígena que se mezclan con elementos sagrados de origen español para generar las tradiciones funerarias bajo dos premisas fundamentales: la búsqueda de la vida eterna y la atenuación del dolor que la muerte trae consigo mientras se espera la tan ansiada resurrección que identifica a los miembros de la cultura que los realiza, constituyéndose de esta manera la semiosis1 social de la muerte para acceder a la semiótica de la vida a través de la celebración de estas prácticas mortuorias.

En la celebración de estos rituales, obviamente está presente el lenguaje y es gracias a él que el hombre aprehende las cosas para construir su universo de sentido con leyes, hábitos y costumbres con arreglo a lo cual se posesiona no sólo de lo asible sino también de lo invisible, de lo que existe en la naturaleza, pero que no es susceptible de ser percibido a menos que se haga por el concurso de la palabra y es con ella que se puede crear un universo de sentido e instaurar en él una determinada realidad.

Bajo este prisma, el lenguaje no sólo supone un sistema de signos altamente elaborados, sino que reviste un hecho social. A partir de esta consideración, se puede abordar el estudio de algunos ritos fúnebres en distintas sociedades. obviamente, en el amplio espectro de posibilidades que proporciona el culto a la muerte, sería una gran ambición intentar hacer una descripción total de estas prácticas mortuorias, por consiguiente, el eje de este trabajo se centrará en los rituales más celebrados en la colectividad, tanto en la civilización oriental como en la occidental destacando los más representativos de cada cultura. Es oportuno indicar en este momento que la selección de los países que conforman el objeto de este estudio, obedece al hecho de que sus rituales son los más celebres de sus culturas debido a las características que presentan, como se verá más adelante.

Rituales funerarios como estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre las personas y las culturas.

Dentro de una ceremonia ritual, vida y muerte son dos términos que se confrontan y se confirman al mismo tiempo, cuyos aspectos de mayor relevancia se ponen de manifiesto en objetos, palabras y gestos con un sentido simbólico a fin de reafirmar el deseo de vivir y de trascender a la muerte con la creencia en una vida más allá de lo terrenal.

Esta postura justifica la creación de símbolos para comprender el complejo mundo del morir, por lo que se transforman en "ecos conscientes emitidos e inmediatamente reconocibles de objetos, acciones y conceptos del mundo interior, psicológico y espiritual".



Al cobijo de estas aseveraciones, según sea la cultura en la que se está, se realiza una gran variedad de rituales, cuya finalidad es brindar una estructura, un orden y un sentido a la existencia humana, a través de ciertas ceremonias periódicas, formales y participativas, caracterizadas por estar fuertemente vinculadas a aspectos simbólicos. De lo escrito hasta ahora importa resaltar que los rituales funerarios constituyen actividades humanas que se realizan para expresar la complejidad de símbolos existentes en torno a la concepción sobre la vida y la muerte.

La finalidad que guía la exposición de los aspectos aquí señalados es demostrar que cualquier revisión bibliográfica sobre el culto que se le rinde a la muerte revela cómo las tradiciones, creencias y costumbres funerarias han marcado hitos en el desarrollo de la humanidad, toda vez que dejan al descubierto su cosmovisión del mundo.

Como quiera que sea, esta amarga experiencia y la sensación de impotencia que inevitablemente la acompaña, surgen ante lo desconocido de este fenómeno: la muerte, ¿es una puerta a otro mundo, a otra forma de vida, a un paraíso, a un infierno, a algo mejor o peor de lo que tenemos en la tierra?, o ¿es el fin de todo, el ingreso a la nada, la desaparición total?, realmente ¿hay una vida más allá de lo terrenal?, ¿se descansa eternamente cuando somos alcanzados por la muerte? En las sociedades occidentales, la muerte se considera como la separación del alma del cuerpo por lo que genera estados de rechazo.

Estas interrogantes manifiestan la universalidad de los sentimientos de separación y dolor ante la muerte y en razón de ello, en todas las culturas, tanto la oriental como la occidental, y desde la antigüedad hasta la actualidad, según las creencias particulares de cada sociedad, se celebra un conjunto de actividades rituales,2 no sólo para responder a estas preguntas, sino también para acompañar a los dolientes y al fallecido en tan difícil tránsito de la vida a la muerte, así como para superar el proceso mental de negación que se manifiesta a través de la rabia, la ira, el desconsuelo, entre otros, es decir, "la interioridadvacía y desolada, la auto-negación y la escisión interior del sujeto empírico, su quebrazón, su conflictividad ".

Estos ceremoniales fúnebres difieren de una cultura a otra, debido a la intervención de múltiples factores, de los cuales, el más destacable es la religión. Para precisar el contraste, se referirán algunos ritos arquetípicos de las dos civilizaciones: la oriental y la occidental, para posteriormente, determinar cómo los rituales funerarios son estrategias simbólicas que regulan las relaciones entre los seres humanos y sus culturas.

Ritos funerarios en la Cultura Oriental

Los ritos funerarios configuran una rica fuente de información fundamental en la que se encuentran el reflejo de determinadas creencias referidas a la muerte y a lo que hay después de ella. Y es a partir de las costumbres mortuorias que se inicia este estudio para abordar una tradición milenaria que marcó pauta en la conformación de una cultura: la oriental.

En efecto, muchos países de la sociedad oriental (Egipto, China, India, Grecia, entre otros) se conocen por la celebración de los más increíbles rituales funerarios con la convicción de la existencia de una vida más allá de la muerte. Se referirán los más destacados por sus valores socio-culturales, no sin antes hacer historia sobre los primeros ritos funerarios.

En la bibliografía sobre el tema se señala que el origen de la ceremonia de ofrendar a los muertos quizá se ubique en China y Egipto, de donde posteriormente fue tomada por los árabes en el siglo VIII. Luego, durante el período de dominación de los moros, fue llevada a la península ibérica.

Los primeros seres humanos que practicaron rituales funerarios con la creencia en la idea de que la muerte no era el final de la existencia, sino más bien un tránsito del mundo de los vivos hacia un reino espiritual fueron los neandertales. Según la historia, un enterramiento neandertal en la cueva de Shanidar (Irán) estuvo rodeado de flores. Otro entierro infantil se halló en la cordillera del Himalaya en una fosa rodeada de seis pares de cuernos de cabra montesa. El entierro deliberado de sus muertos es una característica que distingue al hombre de neandertal del resto de los homínidos prehistóricos. En el paleolítico medio también hay evidencias de prácticas mortuorias pero es en el paleolítico superior cuando se hicieron más complejas.

Se observa entonces cómo la historia de los rituales funerarios es tan añeja como la propia aparición del hombre sobre la tierra. En el caso de las sociedades orientales, la muerte no es algo negativo; constituye el paso hacia la regeneración y reafirmación de valores ancestrales, tal como lo reflejan los rituales más antiguos. En el cuadro de la siguiente página se esbozan algunos ritos funerarios de la civilización oriental.

Los ritos de la muerte propios del periodo de la antigüedad revisten un grado de dramatismo muy acentuado. En ellos se señala la reverencia que desde el inicio de la existencia se ha otorgado al fenómeno de la muerte como símbolo del transplante del alma del difunto a otra vida.

De la revisión de estos rituales se puede aseverar que para los orientales, la celebración de estas prácticas mortuorias supone el paso hacia la regeneración y la reafirmación de los valores ancestrales que conformaron su comunidad, por lo tanto, no representa un evento trágico sino un paso definitivo hacia una nueva forma de ser y de estar más placentera.

Ritos Funerarios de la Civilización Oriental


País

Ritos Funerarios

Creencias

 

 

 

 

Egipto

 

MOMIFICACIÓN: El cadáver era embalsamado. Se abría y se extraían las vísceras, excepto el corazón y los riñones. Luego de 70 días, se lavaba el cadáver y se envolvía.

MASTABAS: Primeras tumbas reales con Egipto masa sepulcral subterránea.


PIRÁMIDES: Monumento funerario por excelencia. Se requerían para que el Faraón pudiera convertirse en dios. 

JUICIO DE OSIRIS: El mito de Osiris Enseña muerte, resurrección o renacimiento en el más allá.
 

 

 

 

 

 Renacer luego de morir.

 

 

 

 El Tíbet


EL BARDO THODOL o libro de los muertos: recoge los rituales funerarios que explican el arte del morir. 


El rito contempla un período llamado Bardo, que para los budistas significa el estado intermedio entre la muerte y la reencarnación siguiente, cuya duración es de 49 días.
 

 

 

 La muerte es un pasaje del alma por la divinidad.

 

  

 

China

 

ENTIERRO del cuerpo con los objetos de uso cotidiano del difunto, incluyendo el jade y las esculturas.


CASTRACIÓN: Se ligaban el pene y el escroto, y se cortaban en forma semicircular el pubis. Los órganos eran conservados  en alcohol por los eunucos.
 

 

 

Continuidad de la vida después de la muerte y que la nueva existencia era igual a la interior.

 

 

India

 

SUMERGIR EL CADÁVER en las aguas del Ganges, rodeado de hierba de durante 7 días para que la carne se suavizara, luego se incineraba.
 

 

La muerte es el mayor, acontecimiento de la vida.
 



Indonesia


El cuerpo del difunto era depositado provisionalmente en una sepultura inicial, en espera de unas segundas exequias. la  sepultura definitiva era de gran trascendencia en vista de que se exigía contar una cabeza humana.

 

 

La muerte no se consuma instantáneamente. Implica un largo proceso desde el momento en que ocurre hasta la disolución del cuerpo, tiempo en el cual se opera el renacimiento.
 

 

 Grecia


Dramatismo, violencia, llanto intenso, desvanecimiento, rasgado de vestidos, gemidos, plañideras, juegos fúnebres y sacrificios humanos.

 

Los difuntos fungen como mediadores entre las deidades y los mortales.

 


En la civilización occidental además de cumplir con la tradición, la realización de rituales funerarios tiene como propósito facilitar el ascenso de las almas hacia la inmortalidad al tiempo que otorgan elementos de integración social que permiten a los deudos mitigar su dolor. La vulnerabilidad de la vida ha alcanzado a las personas en todo momento, incluso desde antes de la era cristiana, y en la actualidad, aunque en formas muy distintas y menos elaboradas, se celebran rituales funerarios con los mismos objetivos iniciales: asegurar una continuación de la vida después de la muerte y mitigar el dolor de los deudos mediante la psicoterapia que subyace en los mitos de los rituales. En estos dos objetivos se funda la relación que instaura en las personas las marcas arquetípicas de su cultura, lo que evidencia que los rituales funerarios funcionan como símbolos para rendirle culto más que a la muerte, a la vida, dado que en la civilización occidental, la vida es el componente esencial de la cultura.


Consideraciones finales


País

Ritos Funerarios

Creencias

 

 

 México

 

CREMACIÓN: Destinada a los muertos comunes.


ENTIERRO: Altos funcionarios y soberanos.

 

 

 

Búsqueda de la vida eterna

 

España

 

USO DE PLAÑIDERAS


Y MANIFESTACIÓN DE DUELO

 

 

Continuidad de la vida.

 

 


Roma

 

ENTIERRO: Era un deber sagrado. 


CREMACIÓN: Para las familias nobles.

 

 

Creencia en una vida después de la muerte.

 


Uruguay (Indios Charrúas)

 

SEPULTURA.


SACRIFICIOS CORPORALES

 

 

Continuación de la vida.

 

 

 

Venezuela

 

VELORIO


ENTIERRO


NOVENARIO


CREMACIÓN

 

 

Descanso del alma del difunto


Los ritos aludidos, tanto en la sociedad oriental como en la occidental, dan testimonios de que en todas las culturas ha existido una pugna entre la vida y la muerte. De allí que los rituales funerarios sean el reflejo de una obligada aceptacióna las dicotomías que ambos conceptos representan.

Y aunque el acto de morir debe asumirse como un proceso más de la vida, tiene una connotación socio-cultural de tal importancia, que todas las culturas ofrecen respuestas y la enfrentan mediante la celebración de diferentes rituales, desde una óptica personal, social y religiosa. Lo más característico de los rituales funerarios es su conformación sobre la base de un mundo simbólico producto del imaginario humano de un universo socio-histórico que determina la visión de la vida y de la muerte de una cultura específica, por tanto, suponen estrategias simbólicas que la colectividad emplea para regular las relaciones que surgen en su cultura ante el devenir histórico. Es decir, con los rituales funerarios, se hace una representación de la vida y de la muerte en la quesímbolo, mito y rito se articulan para instaurar el establecimiento de un contrato comunicativo para regular las relaciones que adquieren las personas por pertenecer a una cultura determinada.

Bajo esta postura, los integrantes de cada cultura construyen el sentido de la vida por medio de imágenes y símbolos que rodean las múltiples actividades sociales que cobran vida según las necesidades de cada pueblo. Surgen entonces los rituales como "prácticas sociales simbólicas que tienen por objeto recrear a la comunidad, reuniéndola en la celebración de un acontecimiento. El rito revive la cohesión del grupo y por lo tanto también contribuye a la construcción de su identidad" (Álvares, 2005: 226). Y el acontecimiento de la muerte se convierte en uno de los fenómenos más ritualizados3, por lo que es menester la ejecución de ceremonias mortuorias.

Siguiendo esta concepción, la colectividad organiza una serie de actividades rituales sobre la base de un conjunto de creencias y costumbres comunes para dar explicación al hecho de la muerte.

A partir de esta apreciación, se considera que los rituales funerarios contienen símbolos estereotipados que caracterizan cada cultura. Estos símbolos, por lo general, aluden a aspectos religiosos, lo que justifica que los ritos se desarrollen por intermedio de los mitos, cuya función consiste en la expresión, comprensión y realce de las creencias para la posterior eficacia en las celebraciones rituales.

Lo que cobra valor de estas aseveraciones es que el ser humano tal como se conoce hoy, ha vivido ritualmente, y en la búsqueda de una continuidad para su existencia, trata de ir al encuentro con una realidad transhumana que garantice su supervivencia. Este mito de la vida eterna se reconfirma por los rituales funerarios.

A propósito de ello, las personas realizan los más insólitos rituales funerarios ( como el de la castración realizado en China, o la donación de la cabeza como tributo al difunto, según la creencia de los indonesios, para mencionar sólo algunos), para dar respuesta a sus necesidades, tanto religiosas como espirituales, por consiguiente, estas prácticas mortuorias son símbolos que regulan las relaciones entre los individuos y sus culturas: son utilizados para rendirle culto no a la muerte sino a la vida. Esta relación vida / muerte constituye una expresión muy significativa del tributo que se le rinde a la vida.

A la altura de estas reflexiones cabe señalar que en los rituales se encuentra una doble relación: con las sociedades en las que se inscriben y con los cuerpos de los sujetos que los sienten, los padecen y los celebran. Este juego de relaciones ocurre en el marco de las instituciones que lo regulan, de tal manera que cada individuo, según la creencia que se genere de su cultura, actúa en consecuencia ante las normas que rigen la realización del ritual, lo que explica por qué cadacivilización tiene sus ritos específicos, con una ideología también específica. Bajo este criterio se tiene que para los habitantes de la cultura oriental, la muerte tiene un sentido muy distinto al de la occidental. Según sus creencias, en oriente la vida eterna se alcanza por medio de una actitud mística, mientras que en occidente, se obtiene la salvación del alma a través del obrar en la doctrina del cristianismo4.

Igualmente, para los orientales, el fin conlleva a un estado de unidad indiferenciada e impersonal que representa su compromiso con el universo. Caso contrario sucede en la concepción de los occidentales para quienes el compromiso es consigo; sí hay una continuación, perode la integridad del yo como persona.

Vale resaltar que incluso para el duelo, los occidentales asumen una postura peculiar, caracterizada por un luto cuyo valor terapéutico también suele ser individual. Sobre el particular importa destacar que la elaboración del duelo, con independencia de las creencias de las personas involucradas, crea una serie de conductas incluidas en los rituales funerarios. Estas conductas están regidas por la presencia de símbolos sagrados en aras de ayudar a los individuos a entender su relación no sólo consigo mismo, sino también con sus semejantes y con el mundo que está a su alrededor.

Así, mientras para los pobladores de las sociedades occidentales la muerte representa algo negativo y un acontecimiento nefasto en tanto que la vida es el componente esencial de su cultura, para los orientales constituye el paso hacia la regeneración y la reafirmación de los valores ancestrales que conformaron su comunidad, por lo tanto, no supone un evento trágico, como en Occidente, sino un paso definitivo hacia una nueva forma de ser y de estar más placentera. Visto así, para los habitantes de la cultura oriental, la muerte se convierte en el mayor acontecimiento de la vida, lo que explica por qué su celebración ameritaba una práctica ritual de gran elaboración e inversión, tanto de tiempo como de dinero.

Todo lo dicho hasta ahora sirve de fundamento para afirmar que la celebración de ritos funerarios, desde la antigüedad hasta la era actual, tiene como función primordial otorgar un sentido, un significado al proceso irreversible que supone la separación con la persona que se va, al tiempo que promueven el acceso de su alma a la nueva existencia que encontrará en el más allá.

Ya desde una perspectiva conclusiva se debe indicar que si bien el morir pertenece a la vida, es un acontecimiento de ella que expresa la conciencia de la finitud del ser. Y aparentemente, aun cuando son términos que se desdicen, una observación más cercana, como la que se haintentado en este trabajo, permite apreciar que tal oposición no es tan radical. La muerte está presente en la vida bajo cualquier forma y por ello, ejerce una profunda acción dada su omnipresencia.

Como quiera que se mire, el problema planteado por la vida terrena del ser humano y la angustia que en éste provoca su destino después de la muerte, ha encontrado solución en la ejecución de rituales funerarios, los cuales desde siempre se han practicado, desde la antigüedad hasta la época actual, como estrategias simbólicas que se utilizan para regular las relaciones que se establecen entre el hombre y su cultura para explicar el culto a la vida y a la muerte que desde siempre ha existido en la dualidad alma / cuerpo.




Texto tomado de: SCIELO -:  RITOS FUNERARIOS


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